Comida y felicidad son dos conceptos que están muy relacionados. A menudo olvidamos que la alimentación influye en nuestro estado de ánimo. Te mostramos qué tienes que comer para no dejar de sonreír y potenciar la tranquilidad espiritual.

   Legumbres: Ricas en vitaminas B1, B3, B6 y B9 y en minerales como el magnesio, son muy beneficiosos para reducir el decaimiento y mejorar el estado de ánimo. En invierno, son un plato perfecto para combatir el frío y nos ayudan a que el cerebro fabrique serotonina gracias a que son ricas en triptófano.
   Berros: Contribuyen a una adecuada función psicológica ya que reúne propiedades de la vitamina C y B9. Las espinacas o los espárragos ricos en ácido fólico aumentan la sensación de tranquilida.
   Atún y salmón: Ricos en Omega 3, una fuente excelente de este ácido graso esencial. Sirven para disminuir la tristeza o la ansiedad.
   Cereales, pan o el arroz integral: Fuentes de triptófano y lisina, fundamentales para producir serotonina.
   Mejillones: Aportan un alto contenido en vitamina B12, proteínas, yodo, zinc y selenio, que reducen la sensación de cansancio, mantienen el buen humor.
   Chocolate y cafeína: Gracias a su alto nivel de fenitelamina, animan y disminuyen la tristeza y la angustia. También regula el flujo de sangre al cerebro y mejora el humor y la capacidad de concentración.
   Frutas: Las naranjas disminuyen el nerviosismo y el mal humor; los plátanos contribuyen a dormir mejor, además de ser considerada la “fruta de la felicidad”. Su consumo periódico estabiliza la serotonina, evita la depresión y controla el estrés.
   Nueces: Potencia el buen estado anímico por su alto contenido en Omega 3, en minerales y vitaminas que regulan la producción de energía del organismo
   Carnes, pescado, lácteos y derivados: Son ricos en proteínas que reducen los trastornos de estado de ánimo.
   Dulces: Inciden en el nivel de serotonina del organismo. Es habitual que cuando este nivel esté bajo se tienda a ingerir alimentos dulces y fuentes de carbohidratos